Joaquín Guzmán López, uno de los cuatro hijos del narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, se declaró culpable ante una corte de Chicago por conspiración para tráfico de drogas y por integrar una empresa criminal continuada. Además, reconoció haber participado en el secuestro de Ismael “El Mayo” Zambada, un hecho que modificó la estructura del crimen organizado en México.
Guzmán López fue detenido el 25 de julio de 2024 junto con Zambada, al descender de un avión en Estados Unidos. De acuerdo con medios internacionales que tuvieron acceso a la audiencia, admitió que el secuestro tenía como objetivo entregar a “El Mayo” a las autoridades estadounidenses, quienes lo buscaban desde hace años.
Según la declaración de Zambada, éste fue llevado con engaños a una reunión en un rancho en Sinaloa, desde donde posteriormente fue secuestrado y trasladado a territorio estadounidense en una avioneta. Ambos capos fueron detenidos en Texas, después de aterrizar en un vuelo privado procedente de México, en circunstancias que hasta hoy no han sido aclaradas.
A pesar del perfil criminal de Guzmán López, lo que más ha llamado la atención es que, debido a un acuerdo de cooperación con el gobierno de Estados Unidos, podría recibir una reducción de sentencia, dejándolo en prisión por apenas una década.
De acuerdo con información del periodista Ariel Moutsatsos, Guzmán López aceptó los cargos y entregó información contenida en un informe de 35 páginas, lo que podría acelerar beneficios legales. En la audiencia, al ser cuestionado por la jueza sobre su ocupación, respondió sin rodeos: “Narcotraficante”.
Aunque ambos cargos contemplan penas que van desde los 10 años hasta cadena perpetua, autoridades estadounidenses señalaron que, en caso de mantener su cooperación, la Corte podría solicitar el mínimo legal. Además, las leyes permiten que las sentencias se cumplan de manera concurrente, lo que significaría que Guzmán López podría quedar en libertad en aproximadamente 10 años.
